lunes, 21 de mayo de 2012

TAIGA


La Taiga es el bioma que se desarrolla al sur de la tundra, formando una banda casi  continua de bosques de coníferas que se extienden por las regiones subárticas del interior  de Eurasia y Norteamérica. Es el bosque más septentrional (la mayor parte se extiende entre los 50 y 60º de latitud norte), por lo que también se le conoce como Bosque Boreal (boreas en griego significa norte). Este bioma aparece solamente en el Hemisferio Norte, pues en el Hemisferio Sur en estas latitudes no existen masas continentales. Aún así es uno de los biomas más extensos de la Tierra. Se extiende por Alaska y Canada en el continente norteamericano y por Escandinavia y el norte de Rusia (Siberia) en el continente euroasiático
Estos bosques boreales está formados mayoritariamente por coníferas (piceas, abetos, pinos, alerces) y durante la mayor parte del año se encuentran cubiertos de nieve. Su aspecto suele ser muy homogéneo, pues están dominados por pocas especies  y con un  aspecto similar: árboles de troncos rectos y forma cónica, con hojas pequeñas y estrechas (aciculares). 
Es, junto a la tundra, uno de los biomas de los climas fríos de la Tierra. Se desarrolla bajo el clima de los bosques boreales (clima de tipo subártico y continental) caracterizado por largos inviernos con muy bajas temperaturas (hasta seis meses con temperaturas medias inferiores a los 0º C) y por cortos y moderadamente cálidos veranos, que ya permiten el desarrollo de la vegetación boscosa. Ya habíamos comentado en el bioma de la tundra,  que el límite entre la desarbolada tundra y la boscosa taiga coincide aproximadamente con la isoterma de los 10 ºC en verano. Las precipitaciones no son muy abundantes (entre los 250 y 700 mm anuales), aunque las bajas temperaturas hacen que la evaporación sea escasa.
 En gran parte de su área el clima es muy continental, con grandes diferencias de temperatura entre el verano y el invierno (en Siberia se alcanzan normalmente
temperaturas inferiores a los 40ºC en invierno y superiores a los 15 ºC en verano). Esta continentalidad se suaviza en la zona occidental de los continentes (Escandinavia y Alaska), donde el clima no es tan riguroso.  En la mayor parte de la taiga la duración de la estación de crecimiento de la vegetación alcanza los 3 o 4 meses anuales.
 Las zonas actualmente ocupadas por la taiga se encontraban ocupadas por los hielos de la última glaciación hace unos pocos miles de años (hace 18000 años del último máximo glacial), por lo que la geomorfología de los terrenos ocupados por este bioma es típicamente glacial. Extensas áreas de la taiga más septentrional se encuentran ocupadas por el Permafrost o capa de suelo permanentemente helada en profundidad (en gran medida herencia de la última glaciación). Este permafrost no es continuo ni tan profundo como el existente en la tundra. En la taiga normalmente se encuentran libres de hielo las laderas orientadas al sur y las llanuras de inundación de los ríos. Conforme nos dirigimos hacia el sur este permafrost se va haciendo más discontinuo y esporádico.
 La superficie del suelo sí se encuentra helada gran parte del año, pero en verano se deshiela hasta una profundidad mayor que lo que ocurría en la tundra, lo que permite que los sistemas radiculares de lasl plantas alcancen mayor profundidad. En las zonas donde existe capa de permafrost que impide el drenaje en profundidad son frecuentes las zonas encharcadas y suelos muy húmedos. Debido también a la baja evaporación y a la geomorfología glaciar son frecuentes los lagos, las turberas y las zonas pantanosas.
Estos bosques de coníferas se encuentran frecuentemente asociados con suelos de tipo podsol ( o spodosoles), de carácter ácido y pobres en nutrientes. Los procesos de podsolización (lavado del hierro y del aluminio junto a compuestos orgánicos solubles desde los horizontes superficiales hasta los horizontes más profundos) llevan a la aparición de horizontes subsuperficiales (horizonte A2) muy lavados, de color claro (podsol  o podzol significa suelo ceniciento en ruso) y horizontes de acumulación en profundidad (horizontes Bh y Bs). En el horizonte más superficial (horizonte A0) se acumula la hojarasca de las coníferas y la materia orgánica poco transformada (humus tipo mor). Esta acumulación es debida a las bajas temperaturas que dificultan su descomposición por los microorganismos. Todos estos procesos llevan a la acidificación del suelo y a los bajos niveles de calcio, nitrógeno y otros nutrientes que caracterizan estos suelos.
Las adaptaciones de la fauna a este clima tan riguroso comprenden: migraciones (muchas aves), hibernación (algunos mamíferos como el oso), pelaje blanco invernal (zorro, lobo, liebre, buho,..), almacenamiento de semillas para el invierno (ciertas aves, ardillas,..) y desarrollo de pelajes invernales con un gran aislamiento térmico (marta, armiño,..). (Estas pieles han sido  muy cotizadas por la peletería y ya en el siglo XVIII comenzó la exploración de estas regiones por los tramperos para la explotación de las pieles con fines comerciales,  lo que diezmó la fauna).

Al igual que ocurre con la tundra, en las montañas de latitudes situadas más al sur, también se desarrollan bosques de coníferas similares a la taiga. Son los bosques de coníferas de montaña, que se extienden por debajo de la tundra alpina en las altas montañas de la zona templada de Norteamérica (Montañas Rocosas, Sierra Nevada, Sierra Madre), Eurasia (Pirineos, Alpes, Carpatos, Caucaso, Himalaya) y norte de Africa (Atlas). Aunque el clima de estas zonas es frío y las precipitaciones en invierno son en forma de nieve, en verano se alcanzan mayores temperaturas y la estación de crecimiento es más larga que en los climas boreales. Como ya nos encontramos en las latitudes templadas, la duración de las estaciones y la distribución de las horas de sol a lo largo del año es la propia de estas latitudes.

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