La Taiga es el bioma que se desarrolla al sur de la tundra, formando una
banda casi continua de bosques de
coníferas que se extienden por las regiones subárticas del interior de Eurasia y Norteamérica. Es el bosque más
septentrional (la mayor parte se extiende entre los 50 y 60º de latitud norte),
por lo que también se le conoce como Bosque Boreal (boreas en griego significa
norte). Este bioma aparece solamente en el Hemisferio Norte, pues en el
Hemisferio Sur en estas latitudes no existen masas continentales. Aún así es
uno de los biomas más extensos de la Tierra. Se extiende por Alaska y Canada en
el continente norteamericano y por Escandinavia y el norte de Rusia (Siberia)
en el continente euroasiático
Estos bosques boreales está formados mayoritariamente por coníferas
(piceas, abetos, pinos, alerces) y durante la mayor parte del año se encuentran
cubiertos de nieve. Su aspecto suele ser muy homogéneo, pues están dominados
por pocas especies y con un aspecto similar: árboles de troncos rectos y
forma cónica, con hojas pequeñas y estrechas (aciculares).
Es, junto a la tundra, uno de los biomas de los climas fríos de la Tierra.
Se desarrolla bajo el clima de los bosques boreales (clima de tipo subártico y
continental) caracterizado por largos inviernos con muy bajas temperaturas
(hasta seis meses con temperaturas medias inferiores a los 0º C) y por cortos y
moderadamente cálidos veranos, que ya permiten el desarrollo de la vegetación
boscosa. Ya habíamos comentado en el bioma de la tundra, que el límite entre la desarbolada tundra y
la boscosa taiga coincide aproximadamente con la isoterma de los 10 ºC en
verano. Las precipitaciones no son muy abundantes (entre los 250 y 700 mm
anuales), aunque las bajas temperaturas hacen que la evaporación sea escasa.
En gran parte de su área el clima es
muy continental, con grandes diferencias de temperatura entre el verano y el
invierno (en Siberia se alcanzan normalmente
temperaturas inferiores a los 40ºC en invierno y superiores a los 15 ºC en
verano). Esta continentalidad se suaviza en la zona occidental de los
continentes (Escandinavia y Alaska), donde el clima no es tan riguroso. En la mayor parte de la taiga la duración de
la estación de crecimiento de la vegetación alcanza los 3 o 4 meses anuales.
Las zonas actualmente ocupadas por
la taiga se encontraban ocupadas por los hielos de la última glaciación hace
unos pocos miles de años (hace 18000 años del último máximo glacial), por lo
que la geomorfología de los terrenos ocupados por este bioma es típicamente
glacial. Extensas áreas de la taiga más septentrional se encuentran ocupadas
por el Permafrost o capa de suelo permanentemente helada en profundidad (en
gran medida herencia de la última glaciación). Este permafrost no es continuo
ni tan profundo como el existente en la tundra. En la taiga normalmente se
encuentran libres de hielo las laderas orientadas al sur y las llanuras de
inundación de los ríos. Conforme nos dirigimos hacia el sur este permafrost se
va haciendo más discontinuo y esporádico.
La superficie del suelo sí se
encuentra helada gran parte del año, pero en verano se deshiela hasta una
profundidad mayor que lo que ocurría en la tundra, lo que permite que los
sistemas radiculares de lasl plantas alcancen mayor profundidad. En las zonas
donde existe capa de permafrost que impide el drenaje en profundidad son
frecuentes las zonas encharcadas y suelos muy húmedos. Debido también a la baja
evaporación y a la geomorfología glaciar son frecuentes los lagos, las turberas
y las zonas pantanosas.
Estos bosques de coníferas se encuentran frecuentemente asociados con
suelos de tipo podsol ( o spodosoles), de carácter ácido y pobres en
nutrientes. Los procesos de podsolización (lavado del hierro y del aluminio
junto a compuestos orgánicos solubles desde los horizontes superficiales hasta
los horizontes más profundos) llevan a la aparición de horizontes
subsuperficiales (horizonte A2) muy lavados, de color claro (podsol o podzol significa suelo ceniciento en ruso)
y horizontes de acumulación en profundidad (horizontes Bh y Bs). En el
horizonte más superficial (horizonte A0) se acumula la hojarasca de las
coníferas y la materia orgánica poco transformada (humus tipo mor). Esta
acumulación es debida a las bajas temperaturas que dificultan su descomposición
por los microorganismos. Todos estos procesos llevan a la acidificación del
suelo y a los bajos niveles de calcio, nitrógeno y otros nutrientes que
caracterizan estos suelos.
Las adaptaciones de la fauna a este clima tan riguroso comprenden:
migraciones (muchas aves), hibernación (algunos mamíferos como el oso), pelaje
blanco invernal (zorro, lobo, liebre, buho,..), almacenamiento de semillas para
el invierno (ciertas aves, ardillas,..) y desarrollo de pelajes invernales con
un gran aislamiento térmico (marta, armiño,..). (Estas pieles han sido muy cotizadas por la peletería y ya en el
siglo XVIII comenzó la exploración de estas regiones por los tramperos para la
explotación de las pieles con fines comerciales, lo que diezmó la fauna).
Al igual que ocurre con la tundra, en las montañas de latitudes situadas
más al sur, también se desarrollan bosques de coníferas similares a la taiga.
Son los bosques de coníferas de montaña, que se extienden por debajo de la
tundra alpina en las altas montañas de la zona templada de Norteamérica
(Montañas Rocosas, Sierra Nevada, Sierra Madre), Eurasia (Pirineos, Alpes,
Carpatos, Caucaso, Himalaya) y norte de Africa (Atlas). Aunque el clima de
estas zonas es frío y las precipitaciones en invierno son en forma de nieve, en
verano se alcanzan mayores temperaturas y la estación de crecimiento es más
larga que en los climas boreales. Como ya nos encontramos en las latitudes templadas,
la duración de las estaciones y la distribución de las horas de sol a lo largo
del año es la propia de estas latitudes.
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